Biografía
El enjuiciamiento penal de Maksim Khamatshin, instalador eléctrico, comenzó en el verano de 2023. En 2025, fue condenado a seis años en una colonia penal.
Maksim nació en junio de 1996 en Siberia, en la ciudad de Biryusinsk (región de Irkutsk), en el seno de la familia de un médico y una trabajadora ferroviaria. De niño, le encantaba jugar al fútbol. Durante mucho tiempo fue a esquiar, era aficionado a coleccionar sellos postales.
Después de la escuela, Maksim se graduó de la Escuela Politécnica de Kansk, habiendo recibido la especialidad de ajustador de dispositivos de control y medición y automatización. Trabajó en una fábrica de ladrillos, y antes de su encarcelamiento trabajó como electricista y como autónomo.
Las normas bíblicas inculcadas por su madre tocaron el corazón de Maksim, y en su adolescencia comenzó a estudiar profundamente la Biblia por su cuenta. "Fue amargo para mí ver cuando la gente sufre", recuerda Maksim. "Pero aprendí de la Biblia cómo Dios hará la vida de las personas más fácil".
Las opiniones pacíficas llevaron a Maksim a someterse a un servicio civil alternativo (ACS) en lugar del servicio militar: trabajó como nuese en la unidad de cirugía del Hospital Regional de Cheliábinsk de 2017 a 2019.
En Cheliábinsk, Maksim conoció a su futura esposa Adelina, y en agosto de 2019 se casaron. Su esposa comparte sus puntos de vista sobre la vida y ha estado familiarizada con las enseñanzas bíblicas desde la infancia. Adelina trabaja como farmacéutica. La pareja tiene muchos pasatiempos en común: les encanta pasar tiempo con amigos, jugar juegos de mesa, hacer picnics en la naturaleza y cantar canciones. Maksim sigue practicando deportes, le encanta el fútbol, el voleibol, el esquí y le gusta estudiar tecnologías de la construcción.
El enjuiciamiento penal tuvo un fuerte impacto en ambos miembros de la pareja: ya no se sentían seguros en su propio apartamento. Los padres y otros familiares consideran que la sentencia es injusta. La madre de Maksim tenía una enfermedad crónica agravada debido a sus preocupaciones.
Maksim y Adelina no se desaniman y, según ellos, sintieron el gran apoyo y amor de sus amigos. En su alegato final ante el tribunal, Maksim añadió: "Es un gran honor para mí ser testigo de Jehová. Y ninguna persecución puede obligarme a renunciar a mis convicciones".